50/50, de algo hay que morir
Nos encontramos delante de un producto ameno que trata de una forma amable el drama de convivir con el cáncer. A medio camino entre el drama y la comedia (la película no acaba de decidirse nunca), nos relata la lucha del joven Adam (Gordon-Levitt) contra una enfermedad que le deja las mismas posibilidades de vivir que de morir. Tenemos por el camino un batiburrillo de referencias pop que llega a niveles casi ridículos, un amago de romance que no llega a ninguna parte y a Seth Rogen como secundario cómico. No es una mala película pero lo más probable es que al cabo de una semana hayáis olvidado que la visteis. Le damos un 6/10
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