13 jul 2012

Los Juegos del hambre: libro de usar y tirar bien lejos

Esto va dedicado a los lectores cortos de miras, lectores de Sant Jordi y lectores que sólo leen libros que los anteriores grupos compran por estar de moda: Los Juegos del Hambre os va a encantar. Para los demás, una batidora en el culo les producirá más placer. Enchufada, claro.

Bueno, creo que me he pasado un poco exagerando. La verdad es que no deja de ser un libro juvenil que se ha puesto de moda entre la chavalada, aspirando a ser una especie de Crepúsculo mezclado con sociedades distópicas. A uno que le interesan estos temas, a las sociedades me refiero (no jodamos), le llamó la atención la sinopsis inicial del best-seller. En el futuro la gente se muere de hambre y en U.S.A. se organizan un reality dónde gente del pueblo seleccionada al azar es obligada a masacrarse hasta que sólo quede uno. Pues bien, todo lo interesante que puede parecer esto, si es que realmente lo parece, se pierde en el momento en que abres el maldito libro.

Atención Miley Cirus nos quiere hacer llegar un mensaje: sabe leer!
Primero, no esperéis encontrar grandes figuras literarias y vocabulario muy elaborado. Es un libro juvenil tirando a infantil, el que se maten los protagonistas es algo meramente anecdótico entre todo el azúcar que inunda la historia de principio a fin. Por otro lado, lo de la sociedad distópica es un mero pretexto para colarnos una historia MUY barata de amor. En todo lo interesante, Collins pasa de puntillas o lo resuelve absurdamente. Pero podría haberme sentido más satisfecho tras la lectura si la tal Suzanne Collins no me tratara como un puto subnormal, a mi y al resto de lectores. Supongo que  los que no estén dentro de los tres grupos anteriormente descritos y les encante el libro, deben serlo.

Me explico. Resulta que es una trilogía. Muy bien, conozco muchas sagas y al terminar un libro de éstas no te quedas con la cara de...¿qué coño he hecho con estos minutos de mi vida? Es decir, que tiene un final bastante pobre en comparación con las pretensiones que marcan la mayor parte de sus páginas. La otra indicación de que Suzanne nos trata como retrasados mentales es cómo hace que la protagonista se comporte con respecto al Peeta durante toda la novela. Supongo que se habrá inspirado en las niñatas que van a acabar comprando esta porquería. Pero bueno, todo lo que sea acercar a la gente que normalmente no lee a un libro es bueno. Así que hay que felicitar de alguna manera a Suzanne Collins por ello.

En definitiva, no lo recomiendo en absoluto. Ahora sí, al que le haya gustado le recomendaría que leyese más libros que seguro que encontrará mucho mejores.